Lance Wyman y la comunicación visual en el Metro.


A partir del decreto de la creación del Organismo Publico Descentralizado del Sistema de Transporte Colectivo en el año de 1967, todo estaba planeado para llevar a cabo una gran obra de movilidad que transformaría definitivamente a la Ciudad de México: la construcción de las primeras tres líneas con sus estaciones así como los trenes del Metro que construiría una compañía francesa con la tecnología más avanzada; la capacitación de personal técnico y profesional para operar los trenes y los puestos centrales de tráfico, además de los talleres de mantenimiento, la venta de boletos y la organización administrativa.

Sin duda se desplegaría toda una infraestructura de actividades minuciosamente planeadas para dar un servicio de primera calidad a través de un sistema de transporte novedoso y de vanguardia.

El destinatario final de todo este proyecto era único: el usuario que transitaba comúnmente en otro tipo de servicio público se le debía guiar con una señalización clara y objetiva para que se desplazara sin confusiones y seguridad al interior del trasporte metropolitano.

Para la señalización al interior de las instalaciones del Metro y de los vagones, se recurrió a arquitectos, fotógrafos y diseñadores, tanto nacionales como internacionales, entre los que destacó Lance Wyman como director de diseño y dos mexicanos, Arturo Quiñónez y Francisco Gallardo. Todos ellos trabajaron juntos en el ISTME, Ingenieros en Sistemas de Transporte Metropolitano, que tenía la responsabilidad de la arquitectura, el diseño de los trenes y las estaciones, bajo la coordinación del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.

Con la experiencia del éxito de los logotipos que se usaron en los Juegos Olímpicos de 1968, de los que Lance Wyman había sido el creador, se acudió al mismo estilo, adecuándolos sustantivamente: El nombre y logo de la estación debía tener referencia inmediata al lugar de la misma, ya fuera un lugar histórico, de un barrio o identidad circunvecina, de personajes ilustres, etc. El nombre debía ser de una sola palabra en concordancia con el logotipo (propiamente pictograma) e independiente de su mismo nombre para las personas que no supieran leer o los mismos extranjeros. Por ejemplo, para la estación Candelaria se diseñó un “pato”.

Los sistemas de señalización, como éste con las señales en escaleras, entradas y salidas, vestíbulos, andenes y al interior de vagones se ha internacionalizado.

La rica variedad iconográfica de nuestra Ciudad contribuyó y facilitó, la creación de sus logotipos en los que se hace referencia a la época prehispánica, colonial, del México independiente y de la Revolución hasta nuestros días. También se creó el distintivo institucional de Sistema de Transporte Colectivo: la “M” del Metro, que hace referencia a las primeras tres líneas, en sus barras verticales y a un tren circulando, con la barra curva superior que se incorpora a esas tres.

En su conjunto, todo el sistema de señalización del STC, estilos, formas, colores y ubicación, cumplen con el propósito de guiar y orientar al personaje más importante de la ciudad: el usuario